Capítulo 8 Cavilaciones

Despertó con una resaca de mil demonios,fue al baño y vomitó.
Tras un rato tumbado nuevamente por fin consiguió incorporarse.
Preparó café y encendió el primer cigarrillo de la mañana,se tomó el café,se fumo el pito
y volvió a vomitar.
Cuando despertó eran más de las cinco de la tarde,la resaca se había marchado pero no así la preocupación.
No entendía muy bien a que se debía el aparente desinterés de la Polaca por sus problemas,quizá
los de ella eran aún mucho mayores.¿quién sabe?,la gente cambia...
-no debo darle más vueltas-esa puerta está cerrada,he de ser práctico.
Tras una ducha y un afeitado-el nunca perdonaba el afeitarse- se vistió y salió a la calle,tenía todo el tiempo y necesitaba respirar un poco de aire fresco.
Tomó por San Blas hacia arriba,abarrotada de gente con prisas,dobló a la altura del puente y tras pasar por el parque norte llegó a su sitio preferido,hacía mucho que no andaba por allí,pero merecía la pena.
Se sentó en el lugar de costumbre,encendió un cigarrillo y comenzó a recordar lo difícil que su vida había sido desde que tenía uso de razón.
Ser un hijo bastardo en aquellos tiempos tampoco le había ayudado demasiado y aquél animal que su madre tuvo por compañero no hizo más que amargarle su corta existencia.
Todo tiene un porqué-pensó-tendría que ser así.
¿qué habrá sido de ella?-hace tantos años que le perdí la pista...

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