Capítulo 19 El delta.

0 comentarios

Divisó a lo lejos el delta del río,era ese su objetivo, si conseguía alcanzarlo probablemente estaría a salvo.

La herida había dejado de sangrar y un chorro de glóbulos rojos había dado paso a un dolor continuo y lacerante, como un punzón al rojo vivo. Parecía no estar infectada,al menos por el momento y desde luego de puro milagro.

-Espero que continue así, los antibióticos se terminaron la noche de marras.

El río bajaba iracundo, con una furia que sólo la naturaleza sabe desatar, cruzarlo y más en su estado iba a ser tarea difícil, sin embargo esa era su única salida, de no conseguirlo sabía que pronto estaría muerto.

Se agazapó tras unas matas, no debía estar expuesto a que un francotirador lo quitara de enmedio sin más, le había costado demasiado llegar hasta allí.

-La maldita lluvia ha parado,precisamente ahora que estoy tan cerca, no me favorece… ¡ menudo incordio! Debo de prepararlo todo y al amanecer cruzaré, he de cruzar.

Oteó una vez más en busca de algún francotirador y aunque no las tenía todas consigo todo parecía estar en calma, se suponía que estaba preparado para todo esto pero…¿quien está preparado para morir? y más sólo y lejos de los suyos.

-Debería haberle hecho caso a mi padre…esto es una salvajada,una trampa mortal,una cacería en una guerra que ni me va ni me viene… y tengo todos los boletos para el premio gordo.

Hizo acopio de fuerzas y preparó lo que iba a ser su cama, quizá la última noche que pasaría en la selva, peor aún quizá su última noche. Entornó los ojos y apretó con dulzura la repetidora,eso lo tranquilizó un poco.

Las tres horas que duró la espera se le hicieron infinitas…

Eran las cinco en punto, apenas había descansado, no le quedaba mucho al sol,había llegado el momento, si conseguía cruzar al otro lado los suyos lo encontrarían pronto,era una zona segura tomada por tropas de asalto francesas.

Recogió sus maltrechas pertenencias e incorporó su también maltrecho cuerpo,un último vistazo al paso que había divisado la noche anterior, aunque no estaba seguro porque la visibilidad era muy reducida parecía como que una liana trabada con maderos había quedado atravesada en un costado del río,tendría unos cuarenta metros de largo, demasiado largo y demasiado estrecho,era sumamente expuesto pero no tenía alternativa.

Respiró hondo,rezó una oración que su madre rezaba con él de pequeño y cogiendo sólo lo indispensable-lo demás lo arrojó al río- se dispuso a cruzar.

Saltó con una cierta agilidad al tronco y agazapándose como pudo empezó a reptar,el tronco enmadejado con las lianas estaba sumamente resbaladizo y su anchura no era la más adecuada para poder asirse,sin embargo parecía estable.

Reptó lo más rápido que sus menguantes fuerzas le permitieron,el tronco se movía como un palillo de dientes y sus manos pese a la humedad echaban fuego.

-Debo llevar unos treinta metros,ya falta muy poco, lo voy a conseguir.

La primera silbó como un mosquito rabioso, pasó rozando su oreja con el silbido de la muerte encima, sabía muy bien lo que significaba, lo habían descubierto, se apretó aún más contra el tronco y en el vértice más próximo al agua intentó asirse a una rama desgajada que parecía brindar una cierta solidez, intentaría alcanzar la orilla desde el agua, lo tiró todo y se dejó caer,el agua estaba tibia y oscura.

Sonó un segundo disparo y un tercero

-Me ha perdido,no sabe dónde estoy,está tirando a ciegas

Fué terminar con ese pensamiento cuando notó perfectamente el picotazo,escoció jodidamente y supo enseguida que le habían alcanzado.

-No te rindas ahora, ya casi estás-escuchó decir con voz alta y clara a su padre.

No te preocupes padre,ya casi estoy-le respondió- y de un último impulso notó que la tierra estaba bajo sus pies.

Salió del agua y se tumbó de bruces en la otra orilla,le habían dado de refilón-pensó- y rompiendo el pantalón descubrió que efectivamente era apenas un rasguño sin importancia, su vista se nubló y perdió la noción de la realidad.

Estaba al otro lado.