Capítulo 14 El viaje.
Manfredo corrió todo lo que le permitía la pesada y maldita maleta-pensó-
Tenía que apresurarse o perdería el tren,se había entretetenido demasiado repasando el equipaje como si de un colegial que sale por primera vez de casa se tratase.
-A la estación por favor,pero dese prisa mi tren sale dentro de 20 minutos.
-No se preocupe señor,apenas hay hoy tráfico… llegaremos a tiempo.
Bajó a trompicones las escaleras hasta llegar al andén a punto estuvo en el camino de tirar por los suelos a una señora que le dedicó una larga serie de improperios.
Saltó los tres últimos escalones y se dió de bruces con el jefe de estación que banderín en mano se disponía a darle salida al tren.
-¿Está usted loco? ¡Mire por dónde va! coño.
Manfredo sin inmutarse salió disparado hacia el primer vagón que vió y de otro saltó se encaramó en elpeldaño justo en el momento en el que el maquinista hizo sonar la chimenea de la locomotora,esta se puso en marcha.
El vagón,amplio y limpio no llevaba muchos pasajeros por lo que se sentó,tras acomodar no sin esfuerzo su rancia maleta, en el lugar que creyó era el mejor para él,al lado de una ventana en el sentido de la marcha y en el lateral en el que no pegaba el sol.
Un par de monjas,una madre con dos niños mocosos,dos militares y un par de hombres con pinta de viajantes eran toda la compañía inicial de Manfredo en el vagón.
Parecía que por fin algo iba a salir bien,sin problemas,sin sobresaltos.
Contempló en el abanico de la curva como la ciudad iba quedando atrás-ojalá atrás pudieran quedar también tantos malos recuerdos,pensó.
Una bandada de pájaros negros(no supo distinguir si se trataba de cuervos) planeó sobre los campos muy cerca de su ventana.
Vuelan bajo hará pronto mucho frío-lo recordaba de tiempos atrás cuando el saber cosas así podía significar la diferencia entre estar vivo o muerto- encendió un cigarrillo,fijó su mirada en un indefinido punto del horizonte,subió las solapas de su chaqueta-hacía frío- y voló con los cuervos mucho tiempo atrás.
Capítulo 13 Preparativos.
El aspecto de la agencia era bastante desvencijado,un mostrador de madera carcomida por los laterales con aspecto de añejo,dos o tres fotografías de mala calidad sobre ilusiones en barco que pretendían decorar las paredes llenas de desconchones y un par de sillas que al mirarlas no sabía uno muy bien si eran de ese color o si estaban así ya porque lo habían perdido.
La señorita que le atendió andaba a juego con el mobiliario y tras unas gafas de culo de vaso escondía unos ojillos pequeños y medrosos,no pasaría de los veinticinco pero su volúmen desaforado,sus manos gordezuelas como racimos de plátanos y su pelo suelto,rizado y graso le echaban encima unos cuantos más.
Tras tomar asiento Manfredo le expuso su intención de hacer un viaje.
Algo sencillo,no muy lejano y asequible a su bolsillo y que no durase más allá de los siete o diez días como mucho.
La chica puso cara de tener exactamente lo que buscaba y tras levantarse de la silla y mover su humanidad unos metros, abrió un cajón con cara de complicidad y extrajo una carpeta.
-Señor,esto es lo que usted anda buscando,tenemos su viaje…
¿qué le parecería pasar una semana en un sitio tan bonito como Santiago de Compostela?
Manfredo reflexionó durante unos instantes,encendió un cigarrillo y con una voz un tanto forzada le dijo a la amable empleada que por él estaba bien.
Ultimaron los detalles de su viaje,abonó la señal requerida y tras un apretón de manos Manfredo salió a la calle.
Inspiró profundamente,repasó mentalmente la lista de tareas que aún tenía pendientes,se caló el sombrero y por primera vez en mucho tiempo esbozó una sonrisa…
Capítulo 12 Ultimando detalles
Lo tenía ya todo preparado,días atrás había andado cómo un loco de un sitio a otro,se diría que más que un viaje definitivo preparase una fiesta tal era su entusiasmo.Él mismo estaba sorprendido de su actividad sobre todo teniendo en cuenta que en los últimos tiempos no tenía ganas de nada.
Le había dejado muy claro al abogado el tema del testamento,
-¡Por Dios manfredo! ¿a qué viene tanta prisa con el testamento?
-Nunca se sabe Enrique, nunca se sabe,hoy estás aquí y máñana...voy cumpliendo años y quiero dejar atadas unas cuantas cosas,no te preocupes,estaré bien.
-Cómo quieras,haré las modificaciones pertinentes y te aviso.
También había aprovechado para escribir unas cuantas cartas y hacer una serie de llamadas,se acercó a su banco para ordenar las cuentas con el interventor y contrató a una mujer para que le dejara la casa como seguramente nunca la había tenido.
Sin embargo aún tenía que determinar de qué modo iba a despedirse y no era una cuestión banal ni mucho menos.
Sabía por experiencia que según el método elegido,si fallas,si no es algo fulminante,se convierte en justo lo contrario.Y él ya había pasado su particular infierno en esta vida,necesitaba al menos que la despedida fuese agradable o cuando menos lo más suave posible.
Tenía varios asuntillos entre manos que solventar y quería,sin levantar sospechas,despedirse de algunos conocidos,evidentemente La Polaca estaba entre ellos.
No quedaba mucho más por hacer amén de eso, por lo que se estaba planteando el darse antes del viaje final una especie de autodespediada, con algún viajecillo que pudiera resultarle agradable.
Debía asesorarse antes pues llevaba años sin salir de la ciudad,prácticamente sin salir del trabajo y de casa,aislado de todo y todos.Era un buen momento para buscar alguna agencia que le orientara en este penúltimo trayecto y se puso a buscar...
Capítulo 11 recuerdos.
La caja de cartón tan llena de historias le había dejado más tocado aún de lo que últimamente estaba,tenía que ser fuerte y mirar al futuro-eso al menos es lo que dicen todos los mogigatos a los que las cosas les van de narices,pensó-
Quizá había llegado el momento de poner fin a todo...
¿porqué no?-se preguntó en voz alta-,un anónimo menos,un parásito menos,un problema menos y a la mierda con todo de una puñetera vez.
Sudaba y tenía un ligero temblor en las manos,se dió cuenta de que tenía fiebre y abriendo la vitrina del comedor se sirvió una copa de ginebra.
Podía hacerlo de muchas maneras,el sabía de eso,al fin y al cabo los viejos oficios no se olvidan fácilmente ¿quén iba a culparlo por ello?,probablemente sería de las pocas cosas de su vida que no le traerían devuelta un reproche.Era una opción más que pausible y además posible, incluso probable.
Se sirvió una segunda copa y encendió su omnipresente cigarrillo.
Si aquél día no hubiese bajado del automóvil todo habría sido diferente,su vida no se hubiese convertido en un charco putrefacto,en un lodazal del que no veía posible salir,pero claro eso ya no tenía remedio.
Después vino aquél infierno con aquella mujer que nunca supo amar,ni a él ni a nadie,quizás a ella misma pero tampoco estaba seguro de ello.Y ya cerca de los cincuenta tenía delante todo un desolador panorama que aunque no era nuevo para él si le superaba ya en esta etapa.Nunca supo amar y nunca fue amado,su familia hacía años que desapareció,no tenía amigos ni amantes,estaba enfermo y sin trabajo...
era lo mejor,lo prepararía todo al detalle,no quería-al menos en esta ocasión-dejar cabos sueltos y terminaría de una vez.Nadie lo iba a extrañar.
Capítulo 10 Tomando decisiones.
Si al menos tuviera alguien con quien consultarlo,alguien que me apreciara y pudiera orientarme en estos momentos difíciles-pensó Manfredo al tiempo que preparaba el café- pero tristemente hubo de reconocer aquello de "el que siembra vientos recoge tempestades" y su lista de amigos era a fecha de hoy inexistente,la nada.
Se hacía tarde para comer y él pese a todo estaba hambriento así que decidió darse un festín,compensar de alguna manera los malos tragos de los últimos días.Se aseó precipitadamente y se disfrazó con lo primero que encontró en el desmantelado armario,hoy ni siquiera pensaba afeitarse,encendió otro cigarrillo y se marchó.Ya en la calle sopesó las opciones culinarias que tenía más a mano y sin darle demasiadas vueltas se encaminó hacia uno de sus preferidos-hacía meses que no ponía un pie allí-tras una suculenta comida,un par de copas y una factura monumental salió a la calle algo más despreocupado-no se ven las cosas del mismo modo con el estómago lleno,-pensó- y arreciando el paso-pues comenzaba a llover-se dirigió a casa.
Al llegar sacó de una caja de cartón un montón de papeles y fotografías y tras comprobar que todo andaba en orden se tumbó plácidamente en su sillón,encedió otro cigarrillo,se sirvió una copa de brandy y con sumo interés comenzó a repasar lo que ya formaba parte de la historia,al menos de la suya.Cuando llegó a la fotografía de ellos pensó lo que siempre pensaba-si no me hubiese bajado del coche ellos aún vivirían-ese pensamiento en realidad le acompañaba permanentemente desde hacía años,quizá por ello su ingesta de alcohol era cada vez mayor-todo tiene un precio amigo y tú estás pagando lo tuyo-,había llegado definitivamente el momento de tomar decisiones.
Capítulo 9 Malas noticias
El aspecto del médico-el que le veía hacía años-era de lo más circunspecto.
Manfredo-le dijo en tono un tanto ceremonioso-no es un asunto de vida o muerte pero tengo malas noticias.
La analítica muestra una serie de valores en parámetros fuera de lo normal y las otras pruebas no andan tampoco muy allá, tu hombro derecho está cómo para poner uno nuevo,padeces de hiperestesia y parece ser que te estás "rompiendo" por otros cuantos sitios,aún no sabemos si se trata de una enfermedad degenerativa muscular o una atrofia ósea prematura.Se que son malas noticias pero supongo que querrás tener todos los datos ¡por cierto! el pulmón derecho está algo más que tocado,tendrás que dejar de fumar...
Manfredo salió del consultorio un tanto pálido,encendió un cigarrillo y mientras caminaba se dio cuenta-quizá por primera vez-que su nueva situación se ponía de verdad realmente complicada,cincuentón,sin trabajo,sin ahorros,sin amigos y por si esto fuese poco con achaques más propios de un hombre de setenta años-cómo le había dicho el médico-que de su edad.
Entró en el bar de la esquina y se pidió una copa de coñac,la bebió de un golpe y tras tomar una segunda y una tercera fue totalmente consciente de que estaba más sólo que la una.
Capítulo 8 Cavilaciones
Capítulo 7 Decepción
El encuentro con la Polaca había resultado un desastre,después de cuatro tequilas ella empezó a perder la compostura y saltó con una serie de tonterías y zalamates que no venían a cuento de nada.
Manfredo estaba francamente incómodo con la situación y a la menor oportunidad puso una excusa y se marchó.
Llegó a su apartamento ya anochecido y tras servirse una copa de ron-a palo seco-se sentó en su rincón preferido pensando que es lo que podría hacer para resolver la penosa situación en la que de repente le había colocado la vida.
No era fácil ya que por edad y formación sus posibilidades no eran muchas,abrió el álbum de fotos acartonado ya por el paso de los años y se puso a contemplar instantes de una pasada vida mejor que ya no volvería.
Se sirvió un par de copas más y tras una decena de cigarrillos se desnudó y se metió en la cama-la Polaca ya no es lo que era,en realidad ya nada es cómo antes fue- y con este pensamiento apagó la luz y se durmió.
Ilustración: Sebtikh